Columna de Rodrigo Garrido: De asados familiares a operaciones mineras: La revolución digital en logística

“El impulso hacia la automatización y la adopción de dispositivos inteligentes autónomos no está exento de controversias. La gran paradoja que se produce es que los beneficios prometidos por el advenimiento tecnológico reciente podrían anularse por la misma presencia de la tecnología. Hoy en día ha surgido una cierta resistencia social ante la automatización del empleo y la aprensión ante una supervisión tecnológica omnipresente –una especie de gran hermano–, amenazan con postergar la aplicación de IA y otras técnicas de ciencia de datos por sus posibles efectos negativos sobre la sociedad”.

“Si bien esa es una posibilidad (todo avance tecnológico está sujeto a ello y a la desconfianza generalizada), quienes estamos convencidos de que podemos alcanzar mucho más bienestar que perjuicio, nos encontramos con desafíos enormes que se deben abordar con talento y creatividad. La clave estará en equilibrar los avances tecnológicos con la inclusión y la ética social. En efecto, la ingeniería no es suficiente para lidiar con esta paradoja, pues no se trata de qué tecnología desarrollar o cómo aplicarla, sino de cómo transmitir sus beneficios a la sociedad y lograr que ésta la adopte, es decir, se trata de hacer cultura con ella”.

“Necesitamos del concurso de varias profesiones, culturas y estilos de liderazgo para ganar la batalla. Iniciativas como el Centro Interdisciplinario de Data Science de la UDP, cuyo pilar es la integración de las ciencias sociales y humanidades en el desarrollo de ciencia de datos e IA, proporcionarán hojas de ruta para una adopción tecnológica consciente y alineada con las necesidades y valores de nuestra sociedad”.

Por Rodrigo Garrido, académico de la Escuela de Ingeniería Industrial UDP, en El Mercurio.