Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2019-05-17
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   A7
Sección:   VIDA - CIENCIA - TECNOLOGÍA
Centimetraje:   22x20

Pie de Imagen
Los colores de esta imagen de Ultima Thule fueron ajustados para que el ojo humano los pueda ver.
El Mercurio
Datos de la sonda New Horizons:
Develan los primeros detalles de una reliquia del sistema solar
Ultima Thule es rojizo, casi sin marcas y no posee atmósfera. Estos son parte de los secretos de un objeto estelar que no ha cambiado en 4.500 millones de años.
En los confines del sistema solar, cuando este se estaba formando, dos objetos comenzaron una lenta danza espacial. Con el tiempo se unieron en un abrazo, el que no ha terminado desde hace 4,5 mil millones de años. La pareja es conocida oficialmente como 2014 MU69, pero coloquialmente es Ultima Thule, y los primeros detalles de su estudio aparecen publicados en la última edición de Science. A principios de enero pasado, la sonda New Horizons, de la NASA, sobrevoló Ultima Thule. El trayecto fue de 6.600 millones de kilómetros desde la Tierra, lo que lo convirtió en el objeto más lejano estudiado de la historia.

'Por la distancia a la que se encuentra, no hay otra manera de tener información detallada si no es con una sonda', explica Lucas Cieza, académico del Núcleo de Astronomía de la Universidad Diego Portales. Desde la Tierra es imposible observar un objeto tan lejano y así de pequeño; Ultima Thule no sobrepasa los 36 kilómetros de largo. Pero esta no es la única razón por lo que la información es tan preciada. 'Estamos investigando los restos muy bien preservados de un pasado muy distante', dice Alan Stern, investigador principal de la New Horizons y del Instituto de Investigación Southwest, en Boulder, Estados Unidos. 'No hay duda de que los descubrimientos hechos sobre Ultima Thule harán avanzar las teorías sobre la formación del sistema solar', agrega.

Un ladrillo El pequeño objeto está en el cinturón de Kuiper, una zona donde aún se pueden encontrar los remanentes que dejó la tumultuosa formación de nuestro sistema. 'Básicamente es una reliquia, es parte de los ladrillos que formaron el sistema solar y ha permanecido inalterado desde entonces, hace 4.500 millones de años', dice Lucas Cieza. Ultima Thule se quedó congelado en el tiempo porque, justamente, está cubierto de hielo —porque su lejanía del Sol lo salva de la radiación—, y no ha sufrido ninguna colisión de consideración. Incluso su formación fue gentil, creen los científicos, y por eso conservó la forma de tubérculo silvestre.

'Todos los planetas se formaron de polvo, partieron muy pequeños y crecieron hasta el tamaño que tiene hoy. Es un proceso muy complejo y con objetos como ese, el camino no está resuelto', dice el investigador. El que dos objetos lograran 'abrazarse' y no destruirse en el intento sigue siendo una interrogante. Además de la ausencia de atmósfera, otra cosa que descubrió el equipo científico es el color rojizo de Ultima Thule, uno que es mucho más intenso que el de Plutón y de cualquier otro objeto que se haya estudiado en la zona. Su origen, creen los especialistas, estaría en el cambio sufrido en los componentes de su superficie.

Los instrumentos de la New Horizons detectaron evidencias de metanol, hielo y moléculas orgánicas. Las conclusiones publicadas en Science se basan solamente en el 10% de la información obtenida por la New Horizons. El resto de ella será enviada por la sonda en paquetes, proceso que terminará en 2020. 'Cuando llegue toda la información, se tendrá mayor claridad sobre la composición de este tipo de objetos y cómo se formaron. Esto permitirá entender mejor al sistema en su totalidad', opina Lucas Cieza.

Recuadro
El periplo continúa
Actualmente, la sonda New Horizons está a 6.600 millones de kilómetros de la Tierra y continúa su viaje a unos 53 mil km/h. Su trabajo no ha terminado y ahora está realizando observaciones de otros objetos del cinturón de Kuiper. Eso sí, por la distancia a la que ellos se encuentran, no logrará obtener el detalle que logró con Ultima Thule, pero sí, al menos, podrá caracterizar su brillo. En paralelo, la sonda continúa mapeando la radiación de partículas cargadas y el polvo del medio ambiente del cinturón.
Pie de pagina
LORENA GUZMÁN H.-